REPENSAR LA RELACIÓN ESCUELA - TELE, PARA REESCRIBIRLA.
Retomando
el último comentario del post anterior, pienso en que en pate, para los
docentes el Diseño Curricular vendría a cumplir la función de la Biblia en el
ámbito escolar.
Entonces
a la hora de planificar puede que nos encontremos con situaciones de enseñanza que
no contempla el Diseño, pero que sí resultan significativas para el universo de
los niños.
Esta
dificultad se me presentó como una contraposición a la hora de planificar. Por
un lado se encontraba toda la teoría freiriana y constructivista de la cual hace
mención el Curriculum y nos enseñan en el profe como herramienta a ser
apropiada; y por el otro, el Diseño prescriptivo que no contempla por ejemplo,
la inclusión de análisis de películas, de programas televisivos, etc., como
contenidos ni situaciones de enseñanza. Por lo que el uso de las mismas corresponde
a un Curriculum oculto.
Esta
problemática va más allá de si incluímos o no las Tics en el aula. En muchos
casos, se trata de términos de inclusión a nivel más general; pudiendo correr
el riesgo con su no inclusión, de dejar fuera de determinados aprendizajes a
los niños.
Quiero
traer a ejemplo que en una oportunidad, trabajando el tema de “la identidad” en
1º grado. Una de las preguntas a los niños era sobre las costumbres, qué hacían
o qué compartían con sus familias. Muchas de las respuestas fueron: “miramos
películas”, “miramos los dibujitos” o “jugamos a la play”. Entonces, si estas
respuestas no fueran aceptadas por el docente, el dejar afuera las tecnologías
mediáticas generarían exclusión.
Por otro
lado en mi propia experiencia pude comprobar cómo las imágenes pueden despertar
deferentes significados y llevar a reflexiones profundas desde diferentes
puntos de vista. Como dice Huergo, lo que
aparece en la pantalla no se da de forma aislada, remite a otros textos en
pantalla y a otros fuera de esta. Hemos trabajado
con mi compañera en varias clases con
imágenes y cortometrajes, con niños de 6 y 7 años. En una de las
planificaciones respecto a los pueblos originarios y el respeto por la
diversidad cultural, una de las profesoras nos dijo que la planificación le
parecía “demasiado elevada para los niños”. Nosotras llevamos igual nuestro
material y al mostrar diferentes fotografías (en power point) de los pueblos
originarios algunos niños reconocieron la bandera Wiphala, dijeron que
seguramente la gente en las fotografías “protestaba por sus derechos, porque lo
habían visto en la tele”, también reconocieron una foto donde los pueblos
originarios estaban reunidos con la presidenta, por el mismo motivo.
Por otra parte cuando trabajamos con el
cortometraje, los niños reflexionaron sobre la situación que vivía un niño que
era sancionado en una clase por su maestra, por hablar diferente. Primero nos
preguntamos cómo nos sentiríamos en ese lugar, qué haríamos para revertir la
situación. Luego pudimos trabajar el respeto por la variedad lingüística, los
niños dijeron que “antes había muchas lenguas porque había muchos pueblos, pero
después los mataron”. La comprensión, dice Huergo, debe abrir las posibilidades de la
«escritura», esto es, que posibilite la creación, la producción y la
transformación.
Y
esta escritura, necesariamente, ya no debe pensarse de acuerdo con los
parámetros de la lógica escritural, sino como evento y proceso dialógico, de
encuentro, de puesta en común no siempre armoniosa, y de construcción social.
En este
sentido, Freire propone repensar el mundo para reescribirlo y esto es lo que
surge al final de la secuencia.
Algunos
contaron que venían de otras provincias como Jujuy y que allí decían otras
palabras y tenían otras costumbres. Lo que resulta relevante aquí, como dice
Huergo, es que aquello que se muestra en pantalla constituye, cada vez, una
interpelación que a su vez se presenta como conjunto textual, articulada con
identificaciones o reconocimientos subjetivos.
Como
final de la secuencia habíamos hecho títeres, para representar con ellos alguna
situación a partir del corto que vimos, una de las niñas que venía de Jujuy,
hizo el títere con sombrero de paja y una vestimenta colorida. Otros hicieron títeres
“abuelos” que hablaban “diferente”. Es en la figura de la interpelación
entonces, donde se vincula el problema de la producción del significado con el
de la constitución del sujeto. Dicho de otro modo: la evidencia del significado
hace evidente al sujeto. El reconocimiento tiene que pensarse como proceso
textual o, mejor, como proceso de textualización (donde hay un cierto
reconocerse/desconocerse en la mirada del «otro» –en este caso, las pantallas–
que desencadena el proceso), una articulación donde adquiere sentido la
convocatoria del discurso, pero que no se produce y se resuelve de una vez y
para siempre.
Huergo
señala que la clave de la intervención pedagógica consiste en avalar modos de
leer y escribir el mundo más autónomo, en la relación entre audiencias y
pantallas. En síntesis: no hay sujetos pasivos; por eso confiamos en que son esos
sujetos los artífices de la transformación del mundo.
Yo resumiría tu post con una frase de Huergo: "Hay que sacrificar conocimientos por re-conocimientos". Y esto supone, efectivamente correr la mirada de la biblia-diseño curricular y dar lugar, por ejemplo, a la cultura y la subjetividad mediática y a prácticas alternativas de enseñanza.
ResponderEliminarEn fin, me parece que ya tenés bastante claro todo esto.
Muy buen posteo!