Al leer el texto de Jesús Martín Barbero “La educación en el ecosistema educativo” en el fragmento "La tradición de la escuela" (...) La escuela fomenta una relación con el libro muy parecida a la que fomentó la Iglesia entre el fiel y la Sagrada Escritura, de tal manera que, al igual que los clérigos detentaban el poder de la única lectura auténtica de la Biblia, los maestros detentan (se apropian) el saber de una lectura unívoca, esta es, de aquella en la que la lectura del alumno es puro eco de la del maestro. De ahí una antigua pertinaz desconfianza de la escuela hacia la imagen, hacia su incontrolable polisemia, que la convierte en lo contrario del texto escrito. Mientras el texto escrito es legible desde una lectura unívoca, con la imagen no puede hacerse lo mismo: no admite la unicidad de la lectura. De manera, que así como la censura del libro se escamotea (quita) a través de exigencia de una "lectura correcta", con la imagen cualquier tipo de imposición de lectura aparece claramente como censura. De ahí que la escuela haya buscado desde los siglos XVII controlar la imagen, ya sea subordinándola al oficio de mera ilustración de lo que dice el texto, de la verdad que él contiene, bien sea acompañándola de un letrero que indique lo que el alumno debe ver en la imagen. (...)
A medida que mi lectura fue fluyendo pensé inmediatamente en Freire sobre “La palabra y la imagen generadora”, en donde él cuenta, cómo comenzó a alfabetizar a un grupo de trabajadores por la noche durante mes y medio (y que por razones políticas de la época tuvo que abandonarlos), que con un elemento de trabajo, es decir, sobre un elemento de su propio contexto, pudo lograr que estos trabajadores pudieran educarse.
Como así también lo relaciono con recuerdos de mis hijos por ejemplo cuando (Selene) sin saber leer, ella me dijo una vez que, en un cartel, decía la palabra kiosco, porque el abuelo la llevaba todos los días al negocio por caramelo y le decía ahí dice kiosco. Lo cual, para nosotros, nos vino como anillo al dedo para decirle que con esa primera letra “K” comenzaba su apellido “Kalitko”.
A lo que pienso y creo que las imágenes y palabras, es muy importante (dependiendo de cómo lo utilizamos) para comenzar el aprendizaje en la lectura. Es decir necesitamos de las imágenes para leer éste mundo… ya que hoy hay nuevas formas de conocer y es importante que la escuela (docentes) dé importancia en eso…